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Mauricio Garcés: 

El seductor sin límites

Por Sergio Almazán

El personaje

Para entender al icono a go-go que fue Mauricio Garcés hay que ubicar su origen: el actor de Tampico nacido en febrero de 1926 de padres libaneses que llegaron a México en 1920 tras la dominación turca sobre Líbano, fue bautizado con el nombre de Mauricio Feres Yazbek, fue el menor de tres hijos varones: Edmundo (1922); Roberto (1925) y Mauricio, el más pequeño. Sus padres José Feres y Mahiba Yazbek eran dueños de una tienda de ropa que surtía uniformes a los empleados petroleros en el Puerto de Tampico. Doña Mahiba se dedicaba a cortar y diseñar los uniformes y demás prendas para los trabajadores de petróleos. Mientras que don Mauricio se encargaba de hacer los negocios y enseñar a hablar español a los demás trabajadores migrantes que habían llegado con la familia Feres Yazbek.

Es decir, Mauricio Garcés creció entre ropa, sabía de telas, de estilos, de coquetería. Por ello, su creación del personaje seductor, dandi, metrosexual de los años 60´s lo construye con la experiencia de su historia de vida entre moda y modales.

En 1935, ya con otros familiares libaneses migrantes, el gran almacén de ropa Yazbek sufrió como casi todo Tampico una de las peores inundaciones que el se presentaron en esa región en el siglo XX. la gran tienda de los Yazbek junto con la fábrica quedó entre aguas. Se perdió todo, por lo que la familia Feres Yazbek migran a la ciudad de México a las calles de Pino Suárez y más tarde vivieron en las calles de Correo Mayor, es decir en el barrio de la Merced.

Con tan sólo 9 años, Mauricio Fares comenzó a vivir la vida de los años 30 de México, esa ciudad que aún no era del todo urbana. En el centro veía los anuncios luminosos de las carpas y los teatros de revista que se anunciaban en las marquesinas: Joaquín Pardavé, Agustín Lara y su piano; Ramón Armengol; Elvira Ríos; era el México naciente del cine mexicano de blanco y negro.

Fue vecino de personajes como Jacobo Zabludovsky, Antonio Badú quien además también era migrante libanés. En las calles de Regina asistió a la escuela secundaria Técnica No. 1 donde compartió aula con Jacobo Zabludovsky, y ya con 17 años comenzó a trabajar como agente de publicidad para la radio gracias a un amigo Héctor González de la Barrera, pionero de las radionovelas.

Mauricio Garcés, sabía que el negocio de familia no era de su interés, que para esas alturas ya tenían una fábrica de ropa interior YAZBEK, y toda la familia, primos, tíos y hermanos estaban involucrados en el negocio, el apuesto joven Mauricio prefería imitar la actuación de Clark Gable (el actor de Lo que el viento se llevó) además es de ese actor que toma el estilo, la apariencia y la vestimenta.

Su tío José Yazbek comienza a trabajar en 1950 en la industria cinematográfica, siendo productor de la cinta La muerte enamorada que estelarizó Miroslava, Fernando Fernández. Ahí actúo por primera vez Mauricio Garcés con un seudónimo porque sabía que su familia se iba a oponer.

Vendrían tres cintas más El señor gobernador (1950) con Luis Aguilar y Rita Macedo; Por querer a una mujer (1951) con Pedro Armendáriz y Rita Macedo y radio Patrulla (1951) Con David Silva.

 

 

Vino un periodo largo sin hacer más cine. Así que estando en radio conoce a Rafael Banquells a quien le pide le busque una obra de teatro en tono de comedia simpática para debutar en escena. En 1957 debuta con la obra ¿Aló, Aló…? Número equivocado.

Ahí se descubre el carácter humorístico, simpático de Mauricio Garcés, por lo que no dudó Rafael Banquells ofrecerle actuar en otra obra Vidas privadas al lado de Enrique Rambal y Lucy Gallardo. Y en 1961 Enrique Rambal lo invita a protagonizar El Lobo feroz.

En 1957 ingresa a la televisión en un programa de revista junto a la actriz Anita Blanch y un año más tarde, estelariza junto al gran actor Rafael Banquells la segunda telenovela que se realizó en México: Gutierritos.

Entre 1959-1960 era ya un icono de la televisión, el joven seductor que sabía portar el gazné y fumar cigarros delgados, mentolados. Mauricio Garcés para los años 60 es ya el grandilocuente conquistador, sería el primer metrosexual del cine mexicano de los años sesenta.

 

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PERSONA COMO OBJETO DE SEDUCCIÓN

En el personaje y la persona, una y otro se devoraron. Mauricio Garcés supo que la construcción al estilo Clake Gable mexican el traje, el tercipelo brocado y la seda al cuello con el cabello engomado y el mustio cigarro de galán de Hollywood logró conquistar la pantalla de cine y televisión de los años 60 a los 80.

Sin mayor petulancia que su autoproclamación de ser hermoso, ser perfecto, grandioso, exquisito, bello, lindo. Y además soy sencillo! Mauricio Garcés irrumpe en el escenario mediático con un estilo que representó al galán moderno-cosmopolita de los años 60.

Rodeado de las actrices más bellas de la época: Miroslava, Tere y Lorena Velázquez, Libertad Lamarque, Claudia Islas, Fanny Cano, Elsa Aguirre, Rosita Quintana Paula Cusi, Susana Jiménez y tanta otras a las que les dedico frases que son parte del repertorio de un seductor que hoy pueden ser incluso el manual del Don Juan irrisorio.

Sus tres pasiones fueron los caballos, las apuestas y el tango. Su mejor amigo el espejo donde se reflejó, se autosedujo y regocijó. Tuvo una relación muy cercana a amigos como Juan El Gallo Calderón, Antonio Badú, y Manuel El loco Valdés. Amo la soltería y quizá su mejor destape en la cinta: Modisto de señoras (1969)

El cine y la Tv como su refugio…

Mauricio Garcés inaugura el género ligero de la comedia en la televisión, desde sus programas televisivos de comedia como lo fueron: la Hora de Mauricio Garcés (1970); Los Solteros de a lado con José Gálvez, años más tarde, El Show del Loco Valdés y Noche a Noche junto a Verónica Castro.

No despertaba ninguna sospecha, Mauricio Garcés siempre se hizo rodear de mujeres bellas, de poderosos empresarios, políticos y directores teatrales que le dieron un carácter y halo de donjuan.

El cine y la televisión fueron el refugio donde Mauricio Garcés pudo desarrollar su vida profesional y sus talentos. Aunque cintas como El criado malcriado, departamento de solteros y Modisto de Señoras revelaron una personalidad que se cuestionó por mucho tiempo. En muchas de las 67 películas que realizado a lo largo de una carrera artística exitosa en Latinoamérica, el seductor näif y a go-go siempre estuvo acompañado por un mayordomo. Papel que en la mayoría de las veces encarnó el actor Luis Manuel Pelayo. Parodia recreada en a través de diferentes modelos de personajes literarios; entre ellos del  escritor inglés P.G Wodehouse, autor de novelas humorísticas que a partir de 1919 y hasta los años treinta ofreció una serie de historias donde el personaje era Jeeves, un incondicional ayuda de cámara que siempre sacaba de apuros a su amo.

 

 

El empedernido galán “Maurice”, en la cinta Modisto de señoras; como lo llamaban esas rubias y trigueñas despampanantes en recurrentes escenas de flirteo, es un personaje que logró traspasar la prueba del tiempo y hoy, como antes, es referente indiscutible de la comedia ligera en México. Ahí el personaje libera al actor, despoja los secretos y muestra ese otro juego al que gustaba Mauricio Garcés.

Amigo de poetas, intelectuales y periodistas como Salvador Novo quien le da dos frases inmortales en Mauricio Garcés: ¡Arroooooz! y Les tengo un notición: Ya llegué!

El rol de perfecto seductor que elaboró Garcés en la década del 60 derribó las barreras generaciones. Tiene vigencia casi cincuenta años después, tras sus 67 películas que filmó, su arrolladora imagen que  siempre despertó un misterioso estilo al que respondió en la cinta Modisto para señoras:

“Bueno, no soy presumido pero Dios sabe que me sobran motivos para serlo. Tengo que confesarle, sin falsa vanidad, que soy el único modisto avant garde y pertenezco a la Novel back. Además, -no lo declaré porque ya ve que no nos gusta la publicidad- soy socio de la mafia.

 

Mis telas y estampados me los hace Cuevas, mis spots me los escribe Monsiváis y mi boutique es el tatuaría de la Zona Rosa, me llaman el caifán de los plisados.” En ese ingenuo, cándido y sincero discurso nos deja entrever quién es en realidad Mauricio Garcés. El Maurice de los intelectuales: Novo, Monsiváis, Villaurrutia y Leopoldo Meraz el Reportero Coro

Los años 80… sin voz!

Amó las apuestas, los juegos de azar, la vida nocturna. Gustaba del buen beber y vivir, la bohemia y entre sus canciones favoritas estuvo Orgullo de Alvaro carrillo, la que hizo que la grabara el guitarrista Pepe Jara.

 

Los caballos, los autos convertibles, las gafas y los trajes con botonadura en nácar fueron parte de los fascinaciones del actor.

Entre 1981-1982 le detectan enfermedad pulmonar por fumar; consumía entre 3 y 4 cajetillas al día. Aunque ya retirado de la vida artística tenía apariciones repentinas, de las últimas apariciones fue con Jacobo Zabludovsky pero realmente la enfermedad pulmonar ya era evidente.

Se rumoró que vivía en la pobreza los últimos años de su vida, aunque su primo sostiene que no era así, Muere el 27 de febrero de 1989 de cáncer de pulmón.

Carlos Monsiváis se refería a Mauricio Garcés como “El nuevo macho donde todo sarcasmo está en el semblante”

Nace el ídolo: Garcés, el arquetipo del macho moderno

Es la hora del destape, adiós al cine de oro! comienza el simbolismo sexual de los rostros y el cuerpo. De Kitty de Hoyos, Ana Berta Lepe, Ana Luisa Peluffo, Pina y Pilar Pellicer y de los hombres: Germán Valdés Tin-Tan; Jorge Rivero; Enrique Lizalde, Enrique Guzmán, y el galán por derecho a su producción visual: Mauricio Garcés.

Si la industria fílmica de la época de oro había dotado el sentimiento melodramático del mundo rural con Jorge Negrete, Pedro Armendáriz, Pedro Infante, es ahora el turno del nuevo arquetipo de l mexicano urbano: El metrosexual de los años sesenta, el galán que represente al nuevo mexicano de la ciudad, el nuevo destino del deseo y el glamour. Ahí es donde se perfila el actor Mauricio Garcés. la nueva construcción del significado de mexicano se presenta en el gesto de la virilidad perfumada, la nueva forma de ser hombre es ser acicalado. La galán que requiere del aval del bigote perfectamente recortado, la gapura que no mueve un músculo y rodeado de las mujeres más deseadas y se resiste a ser besado. La sospecha por antonomasia, el galán que inmaculado que no traiciona su condición y promete no fallarle a la progenitora conservarse casto, puro y a la vez prometer a todas un deseo a punto de cumplirse.

“Lo que uno es borracho en Pedro Infante, lo ambiciona en Mauricio Garcés sobrio”.

Se trata de la legión de galanes que dota la nueva industria cinematográfica de México, junto con Joaquín Cordero, Julio Alemán, Ramón Gay, el consagrado, el hemiciclo del nuevo galán.

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