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Sara García:La abuela que el cine inventó

Por Sergio Almazán

 

Es Sara García un poderoso símbolo del cine mexicano. Su rostro, su gesto y su presencia fílmica definió al icono de madre y abuela que requería la industria cinematográfica por espacio de 70 años del siglo XX mexicano. Su amplio acervo de películas: más de 100 cintas filmadas desde En Defensa propia (1917) hasta Sexo vs Sexo (1979) describen la enorme fuerza interpretativa e inigualable papel que eterniza el rostro de Sara García Hidalgo como fue bautizada en Veracruz, en el puerto, que la vio nacer el 8 de septiembre de 1895.

Sara García es el origen y la culminación de la familia mexicana donde se eterniza la vejez como ejemplo de autoridad y ternura. En el rostro o, más aún en el gesto que agudiza con su postura, se expresa una forma y manera de crear el concepto femenino de la mujer, la madre y más tarde la abuela mexicana que debe de ser arquetipo y modelo en la industria mediática posrevolucionaria.

En la dupla que forma Sara García- Joaquín Pardavé están los gestos melodramáticos del matrimonio y el origen mexicano de la familia que se consagrará como la pareja ideal del cine nacional. Aunque la fórmula de madre sumisa, amorosa y preservadora del valor universal de la casa, la familia, la maternidad y la decencia lo logra en cintas como Cuando los hijos se van (1941) al lado de Fernando Soler y Azahares para tu boda (1950).

LOS ORIGENES

Sara García fue la onceava hija del cordobés arquitecto y escultor Isidoro García Ruíz y su madre Felipa Hidalgo Rodríguez quienes habían embarcado de Andalucía a Cuba y de ahí a México para cumplir con un contrato profesional para realizar obra pública en Nuevo León, que era la reparación de la Catedral. Felipa desea que en esta ocasión el embarazo llegué a buen término, ya que los diez anteriores se han malogrado.

Al tomar el barco de Cuba a Veracruz, Felipa no se siente del todo bien, parece ser que el embarazo se va a adelantar. Deciden–al llegar a aguas mexicanas– descansar en el Puerto de Veracruz antes de emprender el viaje a la ciudad de México. Pero antes de arribar, Felipa da a luz a una niña, nace en el barco zarpando en aguas nacionales, el 8 de septiembre de 1895, fue asistida por la familia gaditana (nacidos en Cádiz, España) compañeros del barco, doña Francisca Cuenca y Manuel González Cordero quienes venían acompañados de sus hijas Blanca de dos años y Rosario una pequeña recién nacida en mayo de 1895.

La familia González Cuenca será clave en la vida de Sara García. Debido a la precaria salud que presenta doña Felipa –madre de Sara– hace imposible amamantar a su pequeña hija que la logrado sobrevivir, por lo que es auxiliada para alimentarla por Francisca Cuenca. Al llegar a la ciudad de México, las dos familias se separan, los González se quedarán en la capital y los García Hidalgo –padres de Sara– seguirán hacia el norte, a Nuevo Léon.

Al poco tiempo, en 1900 don Isidoro tuvo un derrame cerebral que le provocó la muerte, por lo que doña Felipa, tuvo que venir a la ciudad de México buscando apoyo en la beneficencia española con la atención médica de su esposo y a los 4 años de estar internado y sin lograr recuperarse muere el padre de Sara García. Doña Felipa ingresa a trabajar como ama de llaves y a la pequeña hija Sarita la interna en el Colegio de Las Vizcaínas.

En ese tiempo y proceso la familia González Cuenca le ayuda económica y moralmente a Felipa y su hija. En 1905 Sara enferma de tifo, contagiando a su madre y al poco tiempo muere su madre quedando huérfana y quedará interna del Colegio de las Vizcaínas donde semanalmente, la familia González la lleva a su casa para compartir su infancia con Rosario y Blanca las hijas del matrimonio.

A los 14 años, Sara García Hidalgo es nombrada profesora sustituta de la clase de dibujo en el Colegio de Las Vizcaínas. Vendrán tiempos difíciles para la ciudad con la revolución mexicana a lo que Sara García padece en menor medida, el colegio era un espacio seguro y que le otorgaba tranquilidad a una vida azarosa que vivió en esos primeros años de infancia y adolescencia.

Aunque dos más tarde, el Colegio tiene que prescindir de Sara y otras profesoras porque la aguda situación que atraviesa el país por la lucha revolucionaria hace que Sara abandone para siempre el Colegio de las Vizcaínas y comienza a trabajar como maestra particular con la familia Mayen que eran los dueños del almacén Liverpool.

Muy cerca de las actuales instalaciones de Televisa Chapultepec en los años 20 estuvieron los estudios Azteca Films siendo la dueña de estos estudios la actriz y empresaria Mimí Derba (quien había actuado en la primera versión de la cinta Santa) al interior de ese predio, Sara asomaba su cara para asombrarse del otro México que ahí se construía: ¡el mundo del cine!

En 1917, se consuma la lucha revolucionaria en México y el cine mexicano ve nacer a una nueva actriz: Sara García quien actúa en su primera cinta: En defensa propia dirigida por Joaquín Coss y otra dos más, La soñadora y, Alma de sacrificio (1917) en las tres actúo como extra, no más de dos escenas y sin diálogos. En teatro debutó, seis meses más tarde de su primera actuación en cine, septiembre de 1917, sería con la compañía de Eduardo Arozamena a quien llamaban El Nanche; sería en el Teatro Fábregas de la colonia San Rafael, donde debutó con la obra francesa El asno de Buridán con un sueldo de $2.ºº diarios por dos funciones. Y al poco tiempo de esta obra, Arozamena la invita a participar en la obra clásica: Don Juan tenorio donde hizo un papel de hombre.

Ese mismo año de 1917 es crucial en la carrera y la vida sentimental de Sara García, no sólo por comenzar su carrera en el cine, sino porque conocería a Fernando Ibáñez, un joven actor poblano con quien se casaría Sara tres meses más tarde. Tres años más tarde, cuando se encontraban de gira por Tepic, Nayarit, 15 de enero de 1920 nacería su hija Sara Fernanda Amada Mercedes Ibáñez García. Al poco tiempo del nacimiento de su hija, Fernando y Sara se divorcian, por lo que la actriz comenzaría una vida sinuosa entre manutención, educar y cuidar de su pequeña Fernanda y las limitaciones económicas porque una mujer con hija en brazos era difícil le dieran empleo en las compañías de teatro y cine.

Sara se reencuentra con Rosario… El inicio de una vida

Era 1924 cuando Sara García se enfrenta a vivir sola, cuidar de una niña y aceptar cualquier tipo de papel en el teatro. Así ingresa a la compañía de María Tabau trabajando como actriz comodín en el teatro Fábregas. En ese año, un día al ir a comprar vestuario para su personaje en una obra, ingresa a la corsetería la Europea, en la calle de Uruguay, y ser sorprendió al ser atendida por su amiga de infancia Rosario González Cuenca con quien retomaría la amistad, y como afirma Fernando Muñoz en la biografía que escribe sobre Sara García: “Sara regresó al seno de la Familia González Cuenca. Rosario y Sara realizaron un pacto de honor, amor, fraternidad y hermandad indisoluble.”

El 2 de julio de 1932 Sara García volverá a vivir el duelo con la muerte del padre de su hija: Fernando Ibáñez moría víctima de cirrosis hepática.

Su carrera como actriz toma un segundo aire en la década de los 30 y será en la Compañía de Prudencia Griffel cuando adquiere mejores oportunidades, y en 1934 Sara García demuestra que es capaz de hacer lo que fuera necesario para convertirse en una actriz protagónica.

Llegaba a México, procedente de España la compañía de Las Blanch siendo responsable de ésta el empresario Lavergne para montar la obra Mi abuelita la pobre. Audiciona Sara García pero no le dan el papel porque es muy joven. García quiere hacer el personaje, por lo que va a buscar a Etelvina Rodríguez una mujer encargada de hacer caracterizaciones en la compañía de Mimí Derba en Azteca Films, quien le presta vestuario . Sara García y Rosario vivían atrás del Mercado de San Juan, por el barrio de La Ciudadela en el centro histórico de la ciudad de México. Rosario le ayuda a maquillarse y un vecino peluquero le prestó una peluca que iba a retocar. Salió a la calle disfrazada de anciana para ver si algún vecino la reconocía.

Pero ahí terminó la hazaña; por la tarde fue al dentista y le pidió le sacara 14 piezas. A la mañana siguiente llegó al Teatro Esperanza Iris disfrazada de anciana pidió hablar con Lavergne y al tenerlo frente a ella le dijo:

–Buenos días, señor Lavergne, disculpe que lo interrumpa en su ensayo pero es que me enteré que esta buscando una actriz de mi edad para una obra. Y pues, aquí estoy.

–Sí señora, pero estoy buscando una actriz con experiencia.

–¡Me parece perfecto! señor, yo soy exclamó Sara García… ¿Qué le parece, es mío el papel?.

En julio de 1934 con 39 años de edad nació en el teatro el arquetipo mexicano de la abuelita del cine nacional.

 

La abuela y madre mexicana: Sara García

Sara García a partir de ese 1934 demostró que no tenía límites si se trataba de la actuación. Con este papel, no sólo García logra un protagónico en teatro con rotundo éxito sino que sin darse cuenta, crea un concepto, un estereotipo, una forma de definir a la abuela, la madre y la mujer adulta mexicana que necesitaba la industria del entretenimiento en esos años cruciales de los primero años 30 del siglo XX nacional que esta construyendo con el cine un discurso y un ideal de la Familia Mexicana.

En 1936 viene su primer estelar en el cine con la cinta: No basta ser madre donde actuará también su hija Fernanda. Es con este filme que Sara García inaugura el estereotipo de la madre mexicana de la primera mitad del siglo XX: una mujer sumisa, abnegada, cariñosa, comprensiva, dedicada y mujer sin sobresaltos en el seno familiar, dispuesta a todos los sacrificios y engaños del marido pero como recompensa, unos hijos que la idolatran y están educados en valores.

Un año más tarde, en 1937 vuelve a protagonizar una película, La Madrina del diablo junto a Jorge Negrete y su hija Fernanda quien vuelve a actuar como su hija y se cuenta surgió un romance entre el actor y la hija de Sara García, quien impidió a toda costa ese romance y más aún la pretensión de Negrete de casarse con ella.

El 24 de marzo de 1938 se casó Fernanda Ibáñez García con el ingeniero Mariano Velazco Múgica en el Templo de la Coronación. Dos años más tarde, se embaraza y eso pone muy contenta a Sara por fin, su sueño en la pantalla, se haría realidad: iba a ser abuela. El 17 de octubre de 1940 mientras actuaba en una obra al lado de Alicia Montoya, recibió la noticia que su hija había muerto de tifoidea, al igual que la madre de Sara García. Tiempo después se supo de esa pérdida, al ser cuestionada Sara García por mantener aquella triste noticia, respondió: “Mire, señor, en el cine actúo, tengo que darle toda la dimensión a los personajes que interpreto, porque es lo que espera el público de mí… en la vida privada yo administro mi dolor”.

En el cine su primer personaje de la abuelita del cine mexicano fue en la cinta: Allá en el trópico (1940) de Fernando de Fuentes donde ya usaba dentadura postiza y logra con su personaje consolidar el estereotipo de la abuelita mexicana. Y un año mas tarde, en 1941 Bustillo Oro la consagra y eterniza como la madre del melodrama mexicano con la cinta Cuando los hijos se van al lado de Fernando Soler, con lo que perfila la dupla del cine nacional: la pareja simbólica del concepto tradicional que quiere proyectar el cine y la industria política de México de la primera mitad del siglo XX.

Un segundo aire del cine cómico y a la vez, una reflexión a los migrantes libaneses en México, lo hará Sara García al lado de Joaquín Pardavé , dos cintas simbólicas para el cine de comedia mexicana El Baisano Jalil, El Marchante Neguib. Para ello, Sara García visitó los locales del mercado de la Laguinilla y de la Merced para escuchar el acento y las palabras que decían para darle carácter a su personaje.

Aunque la consolidación de la carrera y los personajes de abuela y madre del cine mexicano que logra inmortalizar el arquetipo nacional de los roles de la mujer en la familia están en las cintas: Los Tres García; (1946), donde actúan Pedro Infante, Abel Salazar y Víctor Manuel Mendoza, una cinta de Ismael Rodríguez el que lleva al estrellato a Pedro Infante. Le sigue en 1947 Vuelven Los García con el mismo reparto.

Link: Los tres García (1946, Ismael Rodríguez)

 

Años 50: Sara García se consolida

Son los años 50, la década de consolidación de Sara García en la industria del entretenimiento en México. Ha filmado más de 30 películas y ha logrado un abanico de matices de la mujer mexicana del campo a la ciudad, de la urbe a la metrópoli. Sus personajes recrean los distintos México que hay y su gente.

Comienza a agudizar su figura de madre del cine, haciendo papel más rígidos, inquebrantables o de tía loca. Cintas como La Reina del mambo; Doña Clarines Acá las tortas; La terca Palabra permiten demostrar su carácter y su enorme dominio del cine y de su personaje.

Para estos años 50, Sara García compra su casa en la colonia del Valle en las calles de Concepción Beistegui donde llevó a Rosario su compañera con los ojos vendados al nuevo domicilio. Estando frente a la casa le dijo “Quiero que seas mi secretaria, dama de compañía, gobernanta de esta casa, algo así como mi ama de llaves. Y así lo cumplió cabalmente: Rosario González Cuenca cuido y acompañó a Sara García por espacio de sesenta años.

Rosario de encargaba de la comida, de la casa, de los contratos, de las entrevistas, del mal humor de Sara, de las relaciones públicas, de coordinar las actividades del Patronato al que perteneció Sara García junto con Dolores del Río, Carmen Montejo de niñas desamparadas.

Años 70-80: La adaptación de Sara García al nuevo cine y tv

 

Sara García en los años 70 logra completar casi el centenar de películas, además de programas de televisión y fotonovelas. Su temperamento y su carácter comienza a cobrar factura en los set fílmicos y de televisión. Ya Sara García no quiere aparecer en todas las cintas y elige cuidadosamente los proyecto.

En 1973 la Compañía Chocolatera Azteca la invita para ser la imagen del Chocolate en tablilla para cocinar, aprovechando que está siendo un éxito como la Abuela del Cine Mexicano. Se compra con el pago de ser la imagen: un carro deportivo amarillo.

En 1971 filmaría quizá la película más polémica de su carrera: Mecánica Nacional donde interpreta a una abuelita glotona y alburera, Lolita el personaje de Sara García provoca la reacción encontrada de su público. Luis Alcoriza logra romper el concepto de la familia tradicional mexicana de la primera mitad del siglo XX y propone una ruptura intergeneracional y la abuela mexicana como la sintetizadora de todo este proceso de cambios.

En 1974 grabó la primera telenovela para niños de la televisión mexicana Mundo de juguete con 605 capítulos, una duración en pantalla de 3 años, la más extensa historia telenovela de la televisión hispana.

Actuó más tarde en 1978 en la novela Viviana siendo protagonista Lucía Méndez. Todavía hizo dos filmes más: Como México no hay dos (1978) Y Sexo vs Sexo (1979).

Link: película Mecánica Nacional (1971, Luis Alcoriza)

1980: Adiós, Sara García

El 18 de noviembre de 1980, Sara García no se encontraba bien de salud, le aquejaba un especie de catarro que no quiso atender. Una noche mientras tomaba un baño, se desmayó, se fracturó una costilla. Enrique Vidal periodista y productor yucateco y Pepe Delgado su entrañable amigo, internaron a Sara García en el centro Médico. Dos infartos fueron la causa de su muerte.

Entubada, ya sin poder hablar ni moverse, Sara García a la una y media de la mañana padece el segundo infarto estando presente Enrique Vidal, quien la tomó de la mano y le dijo Sara, aquí estoy junto a usted no me voy a separar.

el día 21 de noviembre de 1980 muere Sara García Hidalgo a los 85 años de edad víctima de un infarto al miocardio. Su funeral fue en dos sitios primero en Gayosso de Sullivan pero al ser insuficiente, fue trasladado su cuerpo al Teatro Jorge Negrete donde recibió un homenaje por parte de sus amigos de la ANDA y amigas.

Rosario González quedó como única heredera, le sobrevivió tres años más, murió en 1983 con 87 años de edad, en la soledad rodeada de los recuerdos, la vida compartida con su compañera por espacio de más de 60 años: Sara García.

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